lunes, 18 de julio de 2011

Después de muerto

Me gustaría decir que la historia me pertenece, pero estaría cometiendo plagio ¬¬
La historia está en un libro y quiero compartirla con ustedes, así que quise publicarla en este blog (espero que no me demande el autor)

Después de muerto


Mi última hora estaba muy cercana. Mi pecho respiraba con dificultad. El corazón me latía violenta y desigualmente: un zumbido espantoso ensordecía mis oídos; tenía la lengua tan torpe que no podía articular una palabra; un velo denso cubría mis ojos.
Comencé a sentir dentro del pecho un ruido como el hervor de una caldera; y a medida que aquel ruido adelantaba hacia la garganta, un frío inmenso, el frío de la muerte se iba apoderando de mí.
Una convulsión espantosa me agitó, y me encontré yo fuera de , sin dolores, sin malestar. Mi cuerpo y mi alma se habían separado: mi cuerpo era un cadáver. Yo le vi tendido, inmóvil, desfigurado. Un ángel que estaba a los pies de mi lecho con una copa en la mano, se acercó a mí y me dijo <<Espera.>>
Esperé sin cansancio; no tenía ya cuerpo. El mensajero de Dios extendió de nuevo sus alas sobre el grupo que rezaba en derrededor de mi lecho mortuorio.
Esperamos y esperamos.
Al cabo de algunas horas el espíritu bendito me dijo: <<Partamos.>>
Tendimos el vuelo lenta, pausadamente.
Volábamos a poca distancia de la tierra. Vimos mares, islas y continentes que el hombre civilizado no ha descubierto aún; pueblos de una estatura colosal, razas de hombres muy pequeños, mucho más pequeños que todos los que había visto; arquitecturas extrañas; vegetaciones inverosímiles.
Llegamos por fin a un muro cristalino que brillaba con los reflejos de diamante. En el muro había una puerta, y en ella dos ángeles de pie.
Volví la vista por el camino que habíamos llevado; otros muchos viajeros nos seguían en la misma dirección que nosotros llevábamos. Mi guía me dijo: <<¡Cuántos vienen!>>
Penetramos por la puerta y nos encontramos en otra región: el aire era más puro; había más luz.
Viajábamos en silencio. Yo pensaba en lo que había visto. <<Tal vez, me decía, el mundo moderno toca al término de la civilización señalada al hombre. Y entonces, una de esas razas feroces que hemos visto, llevada por otro Genserico, caerá sobre las comarcas habitadas por las razas conocidas del europeo, sobre la Europa misma; lo entrará todo a sangre y fuego, borrará las huellas de la civilización moderna, y de sus cenizas nacerá otra civilización. Tal vez alguna raza poderosa, más adelantada, más fuerte que las conocidas, produzca otro Colón que lleve a sus hombres a las playas de los continentes conocidos en el día, y someta a su dominio a los actuales portadores de la civilización. Tal vez, entre los eslabones misteriosos, de sombra y de luz, de ignorancia y de ciencia, que forman la cadena de la vida humana, falta por pasar alguno igual a los anteriores, antes de dar un paso adelante; y el espíritu del oscurantismo volverá a sentarse a empuñar su cetro de serpientes, y volverá a sentarse en su trono de cadáveres. Y entonces una nueva inquisición, una inquisición universal abrirá sus calabozos y encenderá sus hogueras. Y entonces, ¡adiós al vapor!, ¡adiós al telégrafo!, ¡adiós a los globos aerostáticos!, ¡Ay del que piense!, ¡Adiós hijas de Galileo y de Newton! ¡Adiós perlas de la corona de la ciencia!
Y pasará ese eslabón y otro vendrá. La promesa del Calvario lucirá a los ojos de la doliente humanidad, como el arco iris a los ojos de Noé, después del diluvio. O tal vez adelantará el mundo con tanta rapidez, que las generaciones venideras se preguntarán asombradas ¿cómo pudieron ignorar sus padres tantas cosas?>>
Llegamos entretanto a otra región: la de los astros: <<Estas son las almas de las madres, dijo mi guía, señalando los más próximos a la tierra: desde aquí ven la suerte de sus hijos. Esas chispas luminosas que surcan el espacio, son lágrimas de tristeza.>>
— ¿También aquí se llora?, le pregunté.
—Sólo las madres, me respondió.
— ¿Y por qué lloran hoy tanto?
—Hoy es día de batalla allá en la tierra.
Seguimo, seguimos, volando, volando, hasta que entramos en la región del <<Juicio.>> Había allí una balanza inmensa: De un lado había una copa, y del otro un cañón, una pieza de artillería formidable, luciente, nueva, con todos sus menesteres. De este lado estaba un ángel de alas negras; del lado de la copa, un ángel de alas blancas. Los dos estaban tristes. Esperando su sentencia estaba un viajero que había llegado antes que yo. <<Ese es, me dijo mi guía, el inventor de un cañón, y por eso han puesto un ejemplar de su invento en el lado de sus culpas.>>
—Réprobo, dijeron los guardianes de la balanza, y el viajero se alejó triste y lloroso.
Me llegó mi vez.
Los guardianes se alejaron, y volvieron, cada uno con una copa: la del ángel de alas negras estaba rebosada: la otra casi vacía.
La llena venció: la diferencia era notable.
El de alas blancas, se volvió de espaldas, y el otro tendió su mano sobre mi cabeza, diciendo: <<Réprobo.>> <<Aún falta.>>, dijo mi guía y empezó a echar en la copa más vacía el contenido de la que había traído desde la tierra.
La balanza comenzó a igualarse: quedó en el fiel.
—No es bueno, dijo el de alas blancas.
—No es malo, dijo el de alas negras.
—Vuelva a la tierra, dijeron ambos.
Y volvimos por el mismo camino.
—Desde aquí bajarás solo, me dijo ahora el guía.
—Dime antes ¿qué llevabas en aquella copa?
—Lágrimas y oraciones.
El compañero mío tendió el vuelo y me dejó solo.
Comencé a bajar con una rapidez vertiginosa. Ya veía la tierra: quería detener mi vuelo pero no podía. debajo de mí había un mar, ya me acercaba, ya iba a caer en él... caí.
En aquel momento abrí los ojos.
Había sido víctima de un sueño fatigoso producido por la morfina.

2 comentarios:

  1. Oh Wau que historia más fascinante, me encanto la forma en que la redactaste. De cierta forma me recordó a "La Divina Comedia" por la cuestión del alma que es un invitado en el país de los muertos. je! Muy bueno en verdad Tey!
    Bien me voy chau!! ^^

    ResponderEliminar
  2. Para Tammy: Que bueno que te gustó, aunque la historia no es mía jeje n_nU es de otra persona que amablemente firmo como anónimo (¿se nota el sarcasmo?) así que no pude poner de quién fue el cuento.
    Me voy a leer "la Divina Comedia" me dejaste con la curiosidad.
    Cuídate ^^

    ResponderEliminar