Antes de empezar, de verdad discúlpenme por el gran período de ausencia, no suelo hacerlo porque sé que es molesto hacer esperar demasiado, se pierden las ganas de seguir leyendo la historia o se pierde la trama con que se inició, lo lamento. Únicamente puedo darles excusas que quizás hagan que me comprendan, pero no soy muy fanática de andar dando excusas, tampoco de disculparme, pero ni remedio, les debo aunque sea eso (sep, no pienso mencionar los motivos de ausencia xD)
Bueno, tras haberme disculpado quiero decirles ¡FELIZ NAVIDAD!
Este mes hace que muchas personas anden más felices de lo normal y siempre muy amables; momentos de unión, de compartir y reflexionar un poco acerca del rumbo que hemos tomado en este año para nuestra vida, y claro de disfrutar de salir de clases y del trabajo, ¡Un respiro!
Para celebrar este mes tan especial escribí un cuento, que de no ser por mi primita de siete añitos jamás lo hubiera hecho, y quisiera compartirlos con ustedes si desean pasarse a leerlo.
Si quieren pueden verlo como una ofrenda de paz jeje. Y para animarlos más, como he salido de tanta presión, por fin he vuelto a escribir el cap. 5 de Detrás del rostro, espero terminarlo para colgarlo antes de irme de viaje por las vacaciones.
Ahora sí, les presento el pequeño cuento elaborado especialmente para Hilary (mi primita)
En búsqueda del espíritu de la Navidad
Érase una
vez un día antes de la Navidad, en una pequeña cabaña de las colinas el
pequeño Tom empezó a preguntarse dónde estaba el espíritu de la
Navidad. Su familia era pobre, pero siempre habían sido muy felices, por
eso él quería traer un poco de ese espíritu navideño para regalárselo a
sus padres. Faltaba sólo un día para Nochebuena así que decidió salir
en búsqueda del espíritu de la Navidad.
Se levantó muy temprano en la mañana y
fue al pueblo para ver si alguien podía decirle dónde encontrar al
espíritu. Muchas personas iban y venían, todas comprando cosas para
adornar sus casas, el árbol o preparar la cena, pero nadie se detenía un
momento para responderle a Tom por el espíritu de la Navidad.
Desanimado se sentó sobre la fría nieve
sintiéndose solo a pesar de las muchas personas que pasaban a su
alrededor. Las horas corrían pero Tom ya no tenía ánimos para continuar
con la búsqueda del espíritu, lo mejor era pensar en otro regalo para
sus padres.
— ¿Por qué tan triste, niño?
Tom levantó la cabeza y se encontró con
otro niño de su misma edad, aunque su apariencia era más sucia que la de
él. Sin alguna razón Tom le contó al niño que estaba buscando al
espíritu de la navidad y no sabía por dónde comenzar ya que nadie se
detenía a hablarle de él.
— ¿Para qué quieres encontrarlo?
—Es el regalo que le daré a mis padres esta navidad.
—Puedo ayudarte, mi nombre es Jimmy.
—El mío Tom.
Tom se levantó del suelo más que
animado, ya podría comenzar de nuevo con la búsqueda del espíritu de la
navidad, y no estaría solo. Mientras caminaban Tom y Jimmy se hicieron
amigos, Tom le contó las cosas que su familia hacía en Nochebuena y las
historias que cada uno contaba para esperar la llegada del niño Jesús,
en cambio Jimmy le dijo que era huérfano y vivía en las calles, por lo
que en Nochebuena estaría solo. En agradecimiento por ayudarle a buscar
el espíritu de la Navidad Tom le invitó a que pasara la Nochebuena con
él y su familia, Jimmy aceptó más que feliz.
Empezaron recorriendo las tiendas, veían a muchas familias entrando y saliendo con muchos paquetes de adornos y regalos.
Lo primero que pensaron era que quizás
el espíritu de la Navidad estuviera en comprar muchas cosas para que la
casa estuviera bonita para la Nochebuena. Siguieron caminando porque esa
idea no les agradó a ninguno de los dos.
— ¿Tom, qué es el espíritu de la Navidad?
Tom se sorprendió de la pregunta, no se
imaginaba que Jimmy no supiera qué era, pero al pensar en ello,
descubrió que él tampoco lo sabía.
—Tal vez debemos buscar qué es para saber dónde buscarlo.
Siguieron caminando juntos, sin dejar de
ver alrededor a las familias que salían contentas para preparar todo
para Nochebuena. Fueron a la tienda de juguetes donde niños salían
felices con sus padres, luego a la carnicería donde las familias se
llevaban grandes pavos para la cena de Nochebuena, y por último donde
vendían los árboles de navidad.
Ambos niños se sentaron desanimados.
Ninguno podría llevar el espíritu de Navidad, eran pobres, no podían
comprar nada de lo que vieron y era demasiado tarde para trabajar por
algo de dinero. El espíritu de la navidad no pasaría por su casa esa
noche.
Tom y Jimmy fueron juntos a casa para
pasar la Nochebuena. Los padres de Tom se mostraron muy felices de ver a
su hijo con un amigo para esas fechas, por lo que esa noche fue la más
animada de todas, había comida, algunos sencillos regalos y un modesto
arbolito, pero lo que a Tom más le gustaba eran las sonrisas de sus
padres al verlos contar las historias.
—Creo que ya sé qué es el espíritu de la Navidad.
Tom miró a Jimmy con curiosidad, hace
unas pocas horas ambos descubrieron qué era, eran los adornos, la comida
y los árboles grandes.
—No son los adornos, la comida ni los
árboles, sino las personas. Estaban felices porque salían juntos a
comprar todo, al igual que nosotros ahora. El espíritu de la Navidad es
el estar unido con las personas que quieres y celebrar con ellas estos
momentos.
Tom pensó un instante en ello y mostró una amplia sonrisa. Había logrado llevar el espíritu de la Navidad a su casa.
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Espero les haya gustado. Que pasen muy felices fiestas y un próspero año nuevo con sus familiares y seres queridos.
Se me cuidan mucho!!
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